miércoles, 23 de septiembre de 2009

Estas entre mis cosas

Hoy la luz se atora en la ventana. Estás entre mis cosas. Estas cosas que suben por la pared, llenan el lavadero, se cuelan en los resquicios y cubren el piso. Cosas viejas, de cuando salíamos y te regalaba pequeñas cartas color rosa, de cuando me veías y no comprendías qué hacía contigo, y besabas mi frente en el semáforo, oliendo la humedad de la ciudad en hora pico. Esas cartas están bajo mi mano, al frente están todos los recibos de las veces que nos amamos: una colección de hoteles y farmacias, de copas de vino y botellas vacías que se apilan contra la ventana. Esa venta que atora la luz. Y en mi espalda, las películas vacías, rotas y olvidadas que pretendíamos ver en la penumbra de tu habitación, una gama de colores y sonidos que servían de fondo a grandes abrazos y manos traviesas, siestas y fiestas en tu colchón. Me quedan las cosas que compré para darte, los libros que algún día leeríamos los dos, las fotos tomadas en noches deambuladas, en días diversos de nuestro amor. Tengo tu ropa entre mis dedos, me aferro a la vida que vieron pasar. Mis libros de estudio, los videos de tantos proyectos, las cámaras obsoletas que nos hicieron creer en ver "más allá". Estás entre mis cosas que alguna vez fueron tuyas y que dejaste conmigo para esperar tu volver. Las fundas de comida rápida están aquí también, las cajas de pizza y esos conos de helado lamidos de la otra vez. Se pudren, apestan, pero son nuestras cosas y no las puedo dejar ir.

Ahora, mis cosas se elevan asfixiantes cerca de mí, llenan el cuarto, cortando el aire que pasa, matando la risa de lo que ese día fui. Revives cada día en esta pieza del recuerdo. Estás entre mis cosas. Estás metido en mí.

3 comentarios:

  1. Me encanta, la invasión de los objetos.
    Revisa la palabra habitación, por ahí sonaba repetida y te comiste una "S"; debe estar perdida tus cosas.

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  2. Muy buen cuento. Lo que lo hace valioso es la gran capacidad que tiene para hacer que las atmósferas y los lugares se reconstruyan en la mente del lector. Es en cierta forma particular un cuento psicológico.
    Chido.

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