lunes, 20 de julio de 2009

la frontera

Venir a parar a un ataúd de nuevo por culpa de una mujer bruta y ella en el de al lado que no deja de gritar…. ¡Habráse visto! Y es que mi madre me dijo que tenga cuidado, que no es cuestión de escoger a cualquiera y tirarse al negocio, pero estaba tan pero tan desesperado, que hasta esa idiota me pareció perfecta para el trabajo. Ay, esto realmente no es cómodo…. Si por lo menos fuera acolchonadito como en el que pasé la frontera. Debo reconocerlo, esos coyoteros te sacan un ojo de la cara pero cumplen: Total confort en su paso, o le devolvemos el dinero, ni siquiera sentirá las vías inconclusas del ferrocarril cuando lleguemos a Alausí. En cambio estos ni cuidado han tenido con uno. Supongo que esa es la diferencia entre que te obliguen a hacerte el muerto y hacerse el muerto por decisión propia. Estos longos con odio me regresan para mi tierra, entre menos cómodo esté mejor para ellos. Esto de meternos de nuevo en ataúdes ha de ser cuestión de venganza no más: de seguro están cabreados porque logré pasar la frontera así la primera vez sin que se dieran cuenta ¡y sí que pasé! Dos años en la sierra viviendo de lo lindo antes de que la Andrea metiera la pata, je, hasta ya hablo como ellos… “la Andrea”, que mona tan descuidada: venir a pedir llapingachos y reclamar porque no tiene huevo, ni chorizo, ni arroz… fue casi casi como entregarles nuestras cédulas originales. Y ya teníamos la casita, el negocio bien montado, ya hasta habían dejado de investigarnos, ya estábamos esperando… ¿Qué dirá mi madre? Tanto que le costó fingir mi muerte, y ahora le toca verme ir a cana. Ni modo, no podemos ir a parar a otro lugar. Ni bien lleguemos a las plantaciones de banano nos han de sacar, y ahí si que no hay quien nos salve. Tal vez logremos llegar hasta la ciudad, y como tenemos el dinero de reserva podemos comprar nuevas identidades, empezar de nuevo. Pero esta vez separados, yo no quiero nada que ver con esa mujer, no me importa que esté embarazada, que tenga el hijo y lo veré cuando pueda. Ni las pastillas podía tomarse bien la Andrea. ¡Qué mal que huele esta caja! ¿Cuántos han de haberse acostado aquí? ¿Y a esos por qué los habrán descubierto? De seguro no por pedir llapingachos con chorizo. No. Típico dejaron escaparse alguna anécdota costeña entre copas, o tal vez cometieron la estupidez de dejar que alguna longa los vea desnudos con la luz prendida: el bicolor característico de la playa en las piernas no lo quita nadie, sin importar cuantos años hayas pasado sin asolearte eso no se va. Otro más que viene a pagar platos rotos por una mujer. Pero bueno, por lo menos fue por una de allá, una enemiga. Ya han de estar los vecinos chismeándole a todos… eran monos ¿sabían? Si, los de la tienda de aquisito no más, yo los veía muy de acá, aunque yo si decía, el trasero de esa no era serrano. El pulgoso ha de estar ladrando no más, esperando su lechecita de todas las mañanas y se quedará esperando porque lo seguro es que ahora le toca hacerse runa no más, nadie lo ha de querer porque es perro de mono. Nos iba tan bien. Mi madre me va a matar cuando le diga que está embarazada, hasta me ha de obligar a que me case con ella ¡de nuevo! Tal vez no la metan a la cárcel sabiendo de su estado, tal vez logre que nos saquen a los dos, después de todo su tío es muy poderoso ahí en el cuartel. Sí, sí… mejor mantener la fiesta en paz con ella, mejor decirle que todo está perdonado para que nos saque del lío en que nos metió. Andrea… Andrea, escúchame. Sé que las cosas se salieron un poco de control en la casa. No quise lastimarte, se me fue la mano, es que no podía creer lo que acababa de pasar…tú sabes que yo no soy así normalmente, hasta sabes que te quiero…Andrea, ¿me escuchas? …¡responde carajo, no me dejes hablando como idiota! No contesta, sigue enfadada por el moretón. Resentida. Claro, yo me tengo que aguantar que ella haga la cagada y ella no puede perdonar ni un pequeño golpe. No la escucho. Hace un rato estaba gritando, tal vez le pasó algo al bebé… ¡Andrea, contesta! Nada. Ya huele húmedo, estoy sudando por todas partes. ¿Estará sangrando? ¿Estará desmayada? No tiene sus píldoras… ¡se me cocina el trasero en esta cosa! Ey…estamos parando. Esos son los pasos de los pacos. Están abriendo el ataúd. Algo dicen… Dejémosla aquí no más por traidora, hasta parece longa, igual nadie la va a reclamar. ¿Y él? Que la acompañe, para algo es el macho. Los fronterizos los han de coger en un par de horas, ellos verán si los meten a cana o les meten balazo. ¡Tú, toma a tu mujer y camina!... El piso está hirviendo. Nadie pasa por aquí. Debería ir a buscar comida, la dejo escondida para que no me la picoteen. Andrea no se va a ir a ninguna parte. Debería cambiarme de ropa, preferible que crean que soy un borracho desnudo e indocumentado que un mono traidor. ¿Y el dinero? Bien agarrado en la mano, eso no se deja botado ni aunque se esté en las últimas. ¡Cúbrase! ¿No le da vergüenza? Claro señora, pero no tengo con qué…no sé donde dejé mi ropa. Póngase esto y siéntese. ¿Qué quiere comer? Déme un llapingacho.

4 comentarios:

  1. Después de leer lo de Javier te voy a quitar eso de Elsa María Icaza. Lo más interesante de tu cuento es esa doble interioridad, es decir, pensamientos dentro de un hombre que a su vez está dentro de una caja. !Claustrofobia¡ pero en fin, la caja es la caja en si misma y yo no trato de entenderla simplemente la caja me entiende a mi, si quiere, o tal vez no... César Aira.

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  2. Me gusta mucho la fluidez del monólogo del protagonista. No quieres participar en mi concurso de monólogos??? Lastimosamente no caché bien cuál era la consigna, aunque la sospecho. Dejando eso a un lado, el cuento está bastante bueno y me gusta mucho la ironía. Olvidemos la consigna: el cuento es bueno y punto. Sólo trabaja un poco en la puntuación. Ver diálogos metidos en oraciones de narrador siempre me provoca algo parecido a la desesperación.

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  3. La situación que has escogido es excelente, es como si el lector estuviera junto con el protagonista dentro de la caja y, ya que desde ahí no se puede ver nada, lo único comunicable es el monólogo del tipo.
    A mí también se me hizo un poco difícil leer tu relato, sobre todo por los diálogos que menciona Ned1986 y la renuncia a la división en párrafos.
    No entiendo bien cuál es el contexto que propones ni la historia particular de los personajes. Algo muy vago se me ocurre.
    La información que utilizas para caracterizar ciertos hábitos de los ecuatorianos es muy ingeniosa (por eso yo pedí cuatro llapingachos en Cuenca, jaja).

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  4. Ned1986 tiene razón. No se ve la consigna ¿será porque está muy obscuro ahí abajo? Ya saben, como diría Cesar Aira: "No sé". Supongo que es su respuesta vanguardista para toda pregunta. En fin no la cumple, pero qué chucha! es un exelente cuento!!!
    Escribidor tiene razón. Da ganas de comer llapingacho, pero no los de Cuenca!

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